La dieta cetogénica se inscribe con facilidad como parte de los planes de alimentación en donde priman las comidas fáciles de hacer, pero en este caso siempre con el objetivo en mente de reducir la proporción de los hidratos en el menú de las personas, ya que se ha comprobado con lo anterior que de esta manera se promueve la oxidación de la grasa y el cuerpo termina por ser una máquina muy eficaz para quemarla.

Por otro lado y de manera paralela, se van a producir distintos cuerpos cetónicos, los cuales se caracterizan por surgir al momento de ingerir pocos carbohidratos y cantidades que sean moderadas de proteínas y de grasas buenas. Vale la pena resaltar que las centonas son usadas por el cuerpo como combustible alterno si hay poco azúcar en la sangre.

Una dieta cetogénica para producir más energía

Dieta cetogénica

La dieta cetogénica es definida como ideal para bajar de peso, teniendo en cuenta que se trata de un tipo de práctica alimenticia en donde el nivel de insulina se reduce y la grasa termina por convertirse en el motor energético principal del organismo.

Con lo anterior, los depósitos de grasa se hacen más vulnerables y por ende bajar de peso deja de ser una tarea imposible. Además, se anota que el hígado a tener una función muy importante en este proceso, ya que va a ser el encargado de la transformación de la grasa en los cuerpos cetónicos, que son a fin de cuentas los que van a alimentar el corazón, músculos y cerebro.

Más hortalizas y verduras

Dieta cetogénica

Para que se comprenda mucho mejor el concepto, este es un tipo de dieta que actúa como si se tratara de un interruptor, ya que va a generar distintos cambios internos y externos. Tenga en mente que la premisa en este caso es comer menos carbohidratos, razón por la que se reemplaza esa proporción que disminuye con verduras y hortalizas.

De acuerdo con la norma de quienes han establecido el método, una persona sólo puede comer por debajo de 50 g de hidratos de carbono, lo que quiere decir unos 100 gramos de pan. Al respecto, vale la pena destacar que se requiere de una buena dosis de disciplina.

En conclusión, hay que desechar las harinas, azúcares refinados, legumbres, tubérculos y ciertas frutas, para concentrarse en el conjunto de proteínas y de grasas buenas como lo puede ser el aceite de oliva, los frutos secos y el aguacate.